Los regadíos históricos tienen una enorme importancia a nivel ambiental, constituyendo un elemento clave para la preservación y recuperación del hábitat natural de la región.
Agua infiltrándose por la acequia de Las Lanchas
A través de la infiltración del agua durante las estaciones lluviosas, la red de acequias son cruciales para la recarga de los acuíferos de la montaña. Estos acuíferos retienen el agua bajo tierra, aumentando así la disponibilidad de agua durante los periodos de sequía, lo cual es vital tanto para la población como la flora y fauna.
Además, al distribuir el agua por toda la montaña, la red de acequias funciona como un cortafuegos natural, esencial para la prevención y mitigación de incendios.
La presencia de agua en la montaña ha favorecido la creación de zonas de biodiversidad que son esenciales para la alimentación y reproducción de la flora y fauna local.
Asociados a estos canales de agua, se observan numerosas especies de insectos, como los caballitos del diablo del género Calopteryx, llamativas mariposas como pavo real (Aglais io) y ninfa de los arroyos (Limenitis reducta), o neurópteros como duendes (Nemoptera bipennis) y Libelloides longicornis.
También se observan una diversidad de anfibios y reptiles, como el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) o la culebra viperina (Natrix maura) y anfibios como la rana patilarga (Rana iberica) y la salamandra común (Salamandra salamandra), estas últimas incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Extremadura y, a nivel nacional, en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.
Caballito del diblo rojo (Pyrrhosoma nymphula)